21 jun 2011
Entrevista por Marelen Paz
TRAZANDO UNA VIDA
Rodeado de pinturas, lápices y periódicos tirados en su hogar, Víctor Emmanuel Vélez Becerra crea a través del dibujo un mundo irreal donde representa el mundo real. Chubasco, que simboliza para él un humor fresco, es el seudónimo que desde hace 21 años rodea su vida como caricaturista, pintor y grabador.
Manolo, como sus amigos y familiares lo llaman, nació en la Ciudad de México en 1972. Siendo hijo del caricaturista Emmanuel Vélez creció desde pequeño con un gran interés por el dibujo. “Se me dio de manera natural”, afirma, pues su enseñanza fue a partir de ver a su padre creando trazos día con día.
“A través de mi trabajo he podido manifestar mi preocupación por el mundo en el que vivo -comenta el Chubasco- la caricatura es muy importante en países como el nuestro”. La gente necesita ser escuchada y representada, él crea el espacio que la sociedad requiere para expresarse.
Cuando tenía únicamente 18 años, Manolo ingresó a Notitas al pastor, revista que le dio su primera oportunidad para exponer sus dibujos, “representó mi principio”, menciona emocionado. Fue una etapa nueva: tanto personal como profesional, sin embargo no representó para él una dificultad, al contrario "fue muy nutritivo", dice sonriente el Chubasco.
Y así fue, cinco años más tarde la Sociedad Mexicana de Caricaturistas (SMC) le otorgó el Premio al Mejor Desempeño de Caricaturista Joven, sus dibujos representaron originalidad y plasmaban sus ideas del día a día. Este premio fue sólo el primero de los siete con los que actualmente cuenta: cinco internacionales y dos nacionales, los cuales se encuentran en el estudio de su casa, lugar donde surgen todas sus creaciones.
El hecho de ser autodidacta jamás ha implicado un problema para encontrar un lugar donde exponer sus obras, ya que con su trabajo ha demostrado su enorme potencial. "La primera vez que yo fui a pedir trabajo a El Universal llevé solamente mis dibujos, se los enseñé y me quedé", afirma Manolo con gran seguridad.
"Mi carrera empezó de una manera dura", dice el Chubasco, debido a que durante su estadía en El Universal, una de sus caricaturas sobre un conflicto judío en Israel le trajo fuertes problemas con la embajada de dicho país, así como amenazas en su contra. No obstante, el periódico lo apoyó y permaneció ahí durante cinco años.
Más tarde estuvo en El Economista, donde trabajó cinco años para después irse a el Reforma, periódico en el que desde hace doce años trabaja. Es un medio en el que se encuentra bastante a gusto y satisfecho con el trato que recibe, siente la libertad de mostrar en sus dibujos lo que desea pues la responsabilidad de sus trazos recae en él, no en la empresa, "me he hecho ese camino", comenta Manolo.
Además de compartir sus dibujos con el público, Manolo es profesor de un taller de dibujo, "lo disfruto mucho", afirma relajado el caricaturista. El hecho de ofrecer sus conocimientos a nuevas generaciones es una gran recompensa para él, así como ver los inesperados resultados de sus alumnos. Chubasco explica que lo que más disfruta como maestro es sentirse una plataforma para los nuevos creadores de ideas que sin palabras expresan inimaginables universos.
Es un hombre bastante estricto con lo que hace, "la exigencia pesa -menciona el caricaturista- cada trabajo debe ser mejor que el anterior". Para él, la responsabilidad principal en este trabajo es consigo mismo y con la sociedad que lo envuelve, sus dibujos tienen como fin "proteger la vida humana", explica. Por medio de la caricatura "podemos construir un mundo mejor", dice emotivo.
A futuro desea dirigir y producir un cortometraje con el único fin de cumplir un "antojo" que desde hace tiempo anhela, "todo lo que hago, lo hago para divertirme". En marzo se realizará una exposición en el Metro Pino Suárez, donde se exhibirán únicamente sus obras, abarcando toda clase de temas y serán aproximadamente 300 dibujos.
Cada uno de sus proyectos han sido logrados gracias a su familia, ya que ésta representa las bases y el apoyo que durante años ha estado con él y que a diario necesita para continuar con su trabajo, "no tiene caso si no lo puedes compartir", menciona el caricaturista.
Su pequeño y único hijo simboliza todo para él, su trabajo es parte de lo que le gustaría heredarle, "sé que hay guerras pero también esperanza", afirma Manolo, así que una de las razones por las que realiza todo esto es para una transformación positiva en la sociedad, hacer conciencia acerca del mundo en el que se encuentra y la caricatura es un instrumento para el cambio.
El trabajo de Manolo no tiene un horario fijo, todo el tiempo se es caricaturista, "a veces me odio", dice irónico. Es una profesión muy pesada, absorbe mucho tiempo, tiempo que en ocasiones no es compartido con sus seres queridos o con las personas con las que le gustaría estar.
A pesar de las pocas horas de descanso y las grandes ojeras que rodean sus ojos, él disfruta inmensamente su vida. "Yo creo que si volviera a nacer yo pediría ser caricaturista, porque es lo que soy desde que nací".
Márelen Paz
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5 comentarios:
¡Ese es mi Chubasco!. No sabe usted la alegría que me ha dado leer esta nota. Sepa que lo quiero un montón, amiguito mío.
MI amigo Tomi como estás???? que bueno que te guste es de una gran amiga llamada Marelen y bueno aqui se cierra un círculo de amigos !!!
Conmovedora nota, con-mueve, incita a moverse, a crecer y alcanzar no nuestras metas, sino nuestros sueños.
Que placer conocer historias del más rotundo éxito, donde el éxito es vivir feliz.
Felicidades chubasco una vieja amiga del Univesal me alegra mucho el saber que te encuentras bien logrando tus sueños. Un fuerte abrazo.
Cecilia lopez
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